Es una playa casi desierta durante todo el año, aún estando cerca de la ciudad, dejando lugar atractivo para escapar del estrés de la vida cotidiana. Con muchas palmeras, arena suave y blanca, es una invitación para el descanso y la salida de la familia. Su nombre es un homenaje a la Condesa de Rezende, a quien el pueblo de Itacaré debe su emancipación.
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